Recordando
nuestra identidad Literaria
Regional
Córdoba / Centro de Comercio, Industria y Turismo
David Sánchez Juliao
Nació
en Santa Cruz de Lorica, Córdoba el 24 de noviembre de 1945, y Murió en
Bogotá D.C, el 09 de febrero de 2011
David Sánchez Juliao, es colombiano nacido el 24 de noviembre de
1945 en Lorica, departamento de Córdoba, Colombia y murió en Bogotá D.C, 09 de
febrero 2011. Escritor, periodista, cuentista y diplomático
colombiano. Entre sus obras más importantes están: El pachanga, El flecha,
El flecha II el retorno (2006), Abraham al humor, Fosforito, Historias de
Racamandaca y Dulce Veneno Moreno, entre otras. Traducidas a varios idiomas y
ganadoras de varios premios literarios, las obras de Sánchez Juliao son un esbozo
de la cultura popular de la costa norte colombiana con un enfoque particular en
la Región Cordobesa.
Tiene formación en
literatura, comunicaciones y sociología, con doctorados en la Universidad Simón
Bolívar y la Universidad de Córdoba, y con estudios en CIDOC, Cuernavaca,
México, en donde luego se desempeñó como profesor. Ha publicado novelas,
cuentos, fábulas, historias para niños y testimonios escritos y grabados de
viva voz con prestigiosas editoriales de Colombia y otros países. Ha sido
varias veces premio nacional de cuento, lo mismo que de libro de cuentos y
Premio Nacional de Novela Plaza y Janés con " Pero sigo siendo el rey". De esta
novela, como de otras de sus obras, se ha hecho una versión para televisión
difundida ampliamente en muchas lenguas.
Uno de sus cuentos
EL TELEGRAMA
Con la persistencia que
solo los colombianos tienen, un monteriano se enfrentaba aquella tarde a una
entrevista más para intentar conseguir un empleo
Llegando a la oficina
que le indicaron, frente al entrevistador, esto fue lo que sucedió:
- ... ¿Cuál fue su
último salario?
- Salario mínimo -
responde El monteriano
- Pues me alegra
informarle que si usted es contratado por nosotros, su salario será de
USD$10.000 por mes.
- ¿Jura...?
- Por supuesto!. Y
dígame, ¿qué carro tiene usted?
- La verdad es que yo
tengo un carrito para vendé raspao' en la calle, y una carretilla pá
transportar escombros...
- Entonces, sepa que si
usted viene a trabajar con nosotros, inmediatamente, le daremos un BMW
convertible último modelo, y un Audi A6 para uso de su esposa, ambos cero
kilómetros.
- ¿Jura...?
- Sí señor!. ¿Usted
viaja con frecuencia al exterior?
- Bueno compa,... lo más
lejos que yo viajé, fue a Moñito, a visitar unos parientes.
- Pues si usted trabaja
aquí, viajará por lo menos 10 veces por año, con agendas entre Paris, Londres,
Roma, Mónaco, New York, Moscú... entre otros países.
- ¿Jura...?
- Es como le digo,
señor.... y le digo más: el empleo es casi suyo!. No puedo confirmarle 100%
ahora, porque tengo que cumplir un requisito de informarle antes a mi Gerente,
pero está casi garantizado!.
Si hasta mañana viernes,
a las 12:00 de la noche, usted no ha recibido un telegrama de nuestra empresa
cancelando todo el proceso, significa que puede venir a trabajar el lunes a las
8:00 de la mañana...!
El monteriano salió
radiante de la oficina!. Ahora era sólo esperar hasta la medianoche del
viernes, y rezar para que no apareciera ningún maldito telegrama.
Al día siguiente todo
era optimismo... no podía haber existido un viernes más feliz que aquel. El
monteriano reunió a toda la familia y les contó las buenas nuevas. Después
convocó al barrio entero, y les informó que estaba comenzando un asado gigante,
con música en vivo y ron pá todo el mundo, al cual estaban todos invitados.
Cuando eran las 5:00 de
la tarde, ya se habían mamado varias cajas de cerveza y ron y muchos kilos de
carne asada al carbón.
Conforme avanzaba el
día, más personas llegaban y la alegría desbordaba.
A las 9:00 de la noche
el barrio estaba extasiado y la fiesta hervía!.
La papayera tocaba sin
parar en tarimas improvisadas, el pueblo bailaba y comía, mientras el ron
rodaba sin cesar. A las 10:00 de la noche la mujer del monteriano empezó a
preocuparse, pues le parecía que aquello ya era demasiada exageración... pero
todo continuaba.
La vecina buenota, la
apetecida del barrio, ya comenzaba a bailar descaradamente y a apretarse contra
el monteriano, haciéndole descarados coqueteos.
La banda seguía tocando,
el volumen aumentaba, la cerveza corría por litros, el ron ni se diga, el
pueblo bailaba desaforado, la carne humeaba en las parrillas y era consumida en
cantidades....
A las 11:00 de la noche
el monteriano ya era el rey del barrio!.
Las cuentas de gastos,
para divertir y para llenar la barriga del pueblo, a esas alturas ya sumaban
cifras gigantes... pero todo sería por cuenta del primer salario!. La mujer del
monteriano seguía medio afligida, medio preocupada, medio celosa, medio
resignada, medio alegre, medio boba y medio asustada.
Once horas y cincuenta
minutos... y doblando la esquina, al final de la calle, aparece un motociclista
vuelto loco, entrando en la calle de la fiesta a toda velocidad y tocando
insistentemente el pito de la moto.
Era el cartero...!!!
La fiesta paró en 1
segundo...
La banda se silenció al
unísono...
El primo del monteriano
se atragantó con un trozo de yuca...
Un borracho eructó...
Un perro comenzó a
aullar...
Dios mío...!!!.... ¿Y
ahora quien va a pagar la cuenta de esta fiesta?
'Pobrecito el
corroncho...!!', era la frase que la multitud murmuraba, y se repetían unos a
otros.
Tiraron unos baldes de
agua encima de las parrillas de la carne, y hasta los carbones humeantes
parecían llorar. Desconectaron los refrigeradores que contenían los barriles de
cerveza. Los músicos se bajaron de la tarima.
La mujer del monteriano se
desmayó cuando la moto del correo paró frente a su casa, y preguntó:
- ¿Señor Lawandio
Barguil De la hoz?
- Sí, sí... si se... si
señor... soy... soy yo...
EL TELEGRAMA
La multitud no resistió
más. Un 'Oooohhhh' apesadumbrado se escuchó en todos los alrededores. Algunos
comenzaron a recoger sus cosas para retirarse a sus casas. Mujeres lloraban
abrazadas.
Los hombres se daban
palmaditas de consuelo en los hombros, los unos a los otros. El mejor amigo del
monteriano estrellaba repetidamente su cabeza contra la pared. La vecina
buenota se componía la falda y se arreglaba el cabello.
- Telegrama para
usted...!
El monteriano no lo
podía creer. Agarró el telegrama con sus manos temblorosas y con los ojos
llenos de lágrimas. Irguió la cabeza y miró con valentía y tristeza a toda la
multitud que aguardaba expectante. Un silencio total se apoderó del barrio...
Respiró profundo y
comenzó a abrir el telegrama. Sus manos temblaban y una lágrima se deslizó,
cayendo sobre el pavimento.
Miró de nuevo a todos
los que hacía unos minutos lo idolatraban; todo era consternación general.
Logró sacar el telegrama del sobre, lo abrió y comenzó a leer. El pueblo
aguardaba en silencio y se preguntaba: '¿Y ahora quien va a pagar toda esta
cuenta?'
El monteriano comenzó a
leer el telegrama. A medida que lo hacía, su rostro cambiaba de expresión y fue
quedando muy, muy serio.
Terminó su lectura y se
quedó abstraído, mirando hacia la nada.
Levantó de nuevo el
papel y volvió a leerlo. Al final dejó caer los brazos, levantó lentamente la
cabeza, sacó pecho y miró al pueblo que lo esperaba.
Entonces... una sonrisa
comenzó a dibujarse lentamente en el rostro del monteriano!. En ese momento
comenzó a saltar, a aullar de felicidad, brincando como un niño, abrazándose
con los que estaban a su lado en la mayor demostración de felicidad ya vista,
mientras gritaba eufórico:
- Menos mal
Hijueputa.......Se murió mi mamá.................. .!!!!! HIJUEPUTA............
Se murioooooó! NOJODA!!!!
Todo el pueblo brincó de
alegría y continuaron festejando el nuevo empleo de Lawandio Barguil De la Hoz.
DAVID SANCHEZ JULIAO.
Q.E.P.D.