viernes, 29 de agosto de 2014



La verdadera riqueza



Un hombre rico veraneaba en un pueblo de pescadores.

Cada mañana, solía pasear por la playa, y siempre veía a un pescador dormitando en su barca. Un día se le acercó y, tras los saludos de rigor, le dijo:

—Y usted… ¿no sale a pescar?

—Bueno… sí… —repuso el pescador—: salí esta mañana temprano, y no se dio mal.

—Y… ¿no va a salir otra vez?

— ¿Para qué? Ya pesqué lo suficiente para hoy.

—Pero si usted pescara más, conseguiría más dinero, ¿no?

— ¿Y para qué quiero más dinero, señor?

—Bueno, con más dinero podría usted tener un barco más grande.

— ¿Un barco más grande?

—Pues claro… Con un barco mayor usted conseguiría más pesca, y más pesca significa más dinero.

— ¿Y para qué quiero yo tanto dinero?

—Pero… ¿no lo entiende usted?: con más dinero podría comprar varios barcos, y entonces pescaría mucho más, y se podría hacer rico.

— ¿Yo? ¿Ser rico?

—Sí, claro… ¿acaso no desea ser rico? Podría usted comprarse una casa bonita, tener un coche, viajar, tener toda clase de comodidades…

— ¿Y para qué quiero yo esas comodidades?

— ¡Dios mío!… ¿Cómo es posible que no lo entienda?…

Si usted tuviera comodidades y riquezas, entonces podría usted retirarse a disfrutar y descansar.


—Pero, caballero… ¿no ve usted que eso es justo lo que estoy haciendo ahora?

Espero que les haya gustado........

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